viernes, 29 de noviembre de 2013

El Coronel no tiene quien le escuche. María

El General Innombrable dio la orden.
Nadie le obedeció.
La Humanidad siguió con sus quehaceres cotidianos.
Como hormiguitas y semiatadas siguieron construyendo las carceles donde pasarían el resto de sus vidas.
Los oficiales de tanto observarla se habían vuelto estrabicos.
El General Innombrable desconcertado dio un grito y solo escuchó su eco:
"Soy el más poderoso del cementerio"
La mina seguía de luto. No había nadie para volver a la vida cotidiana.
Como elefantes entraban a escondidas durante la noche para no volver a salir.
Descansa en paz gimoteaban los picos contra la roca